Yo llevo llorándolo desde aquel Super Street Fighter II Turbo HD Remix, o sea, que no tiene nada de nuevo -- el japonés pasó página cuando el mundo se volvió poligonal y el occidental, con los bolsillos mucho más repletos, ha ido intentando cubrir ese nicho hasta el punto de llegar a comprar toda la propiedad intelectual de compañías desaparecidas. Es una mezcla de valoración del público potencial en cuanto al interés de las franquicias antiguas (el japonés no fue capaz de ponderar el mercado que aún podía haber en Occidente) y de coherencia tecnológica mal entendida.
Lo de los koreanos de CRT Games es una anomalía por venir de Asia, aunque CFK (que ya tomara la iniciativa con su Wonder Boy) lleva décadas en el mercado nipón tratando con las casas de allí (Cyber Front).