KOUTETSU TEIKOKU FROM HOT-B
 
Sistema: GAME BOY ADVANCE
Formato: 32Mb+BB ROM CARTRIDGE
Hardware: -
Lanzamiento: 30.04.2004
Marca: STARFISH
Desarrollador: STARFISH

Basado en una novela decimonónica del mismo nombre, Koutetsu Teikoku, o Steel Empire, supo plasmar uno de los más genuinos escenarios inscritos en la estética steam punk que ha conocido un vídeo-juego. Hot-B regaló a los usuarios de Mega Drive un juego de disparo de ésos que se recuerdan por sus evocadores parajes y sus singularidades mecánicas, aunque dejaba la sensación de que podía haber dado más. De manos de los herederos directos de Hot-B, Starfish, Koutetsu Teikoku from Hot-B supone un remake de aquel programa, trece años después y para un sistema portátil, lo que no deja de ser toda una excentricidad. El juego es esencialmente el mismo con un lustroso lavado de cara y algunos cambios sutiles —aunque de efectos bastante dramáticos—; seguimos al control de una avioneta o un dirigible, ambos de distintas características y ambos disponibles para ser seleccionados antes de afrontar cada una de las fases. Seguimos con un sistema de disparo que emplea dos botones, uno para el fuego frontal y otro para la retaguardia—que no pueden simultanearse—, además de un tercer botón para las superbombas. Y seguimos bajo un protocolo de experiencia para limitar la capacidad de disparo de nuestra aeronave: no recogemos power-up's durante el desarrollo, sino cápsulas de experiencia para subir de nivel; cada nivel requiere un número concreto de cápsulas recogidas y determina, como es obvio, la potencia de nuestro fuego. Sin embargo, a diferencia de lo que ocurría en la versión original, el nivel alcanzado se reinicia cada vez que nuestra aeronave pierde una vida, alterando drásticamente el nivel de desafío del programa.

Pero es una menor área visible el principal factor que convierte a este remake en un juego mucho más difícil que el original. Los sprites están redibujados respetando en alto grado su resolución nativa de Mega Drive, lo que en la pantalla de GBA se traduce en un alto porcentaje de ésta ocupado por los mismos. Si añadimos que las balas enemigas tienen ahora unas dimensiones considerablemente mayores —para que no ofrezcan problemas de visualización, es de suponer—, el resultado es que nuestras aeronaves disponen de mucha menos movilidad para esquivar. Y, por si fuera poco, los bosses han visto modificados sus patrones de ataque con más diversidad y aleatoriedad.

Por desgracia, ninguno de estos cambios en el motor favorece al juego lo más mínimo. Es cierto que la versión original pecaba de un nivel de dificultad demasiado escaso, pero Starfish ha escogido
la peor de las maneras para remediar este defecto. En primer lugar, perder completamente el nivel alcanzado tras consumir una vida de reserva destruye con alevosía el propio sistema basado en la experiencia adquirida. Los enemigos aumentan su resistencia a nuestros ataques conforme avanzamos en el desarrollo, de forma que se hace bastante inviable acabar con ellos en fases avanzadas con nuestra potencia de fuego al mínimo. El juego te recompensa con vidas extra por más de un procedimiento, así que la excusa de incitarte a acabártelo sin morir una sola vez no parece muy válida en este caso. Luego está el tema del área visible; es difícil sentirse cómodo al control dadas las escasas posibilidades de maniobra. Las naves —cualquiera de las dos— responden perfectamente a tus órdenes, pero tienen serios problemas para esquivar las fugaces, sorpresivas balas enemigas o los voluminosos y numerosos adversarios en pantalla, especialmente teniendo en cuenta la dualidad operativa del programa, que te exige atender por igual a ambos flancos del scroll. Un problema derivado de las enormes diferencias de resolución entre ambas versiones que Starfish no ha logrado solventar con competencia quizás por focalizar sus esfuerzos en conseguir una inconmensurable belleza visual.

Y es que Koutetsu Teikoku from Hot-B goza de algunos de los mejores gráficos que uno puede degustar en la pequeña portátil. Fue infinitamente satisfactorio encontrarse —ya en esos tiempos— un acabado tan rico en detalles, tan sobrado de calidad como el que Starfish ha querido elaborar en este título. El punto de partida era ciertamente favorecedor —la imaginería retroindustrial y la ambientación victoriana del juego de Hot-B eran, muy probablemente, sus mejores bazas—, pero no tuvo que ser nada fácil llegar a semejante grado de virtuosismo, que te hace preguntarte si acaso se reclutaron a los artistas de Metal Slug para la labor. La reinterpretación de la banda sonora es casi tan deslumbrante, ajusticiando con honra la excelencia de las partituras originales, considerando las posibilidades del nuevo sistema.

¿Son los defectos mecánicos, pues, lo suficientemente importantes para eclipsar por completo tan gloriosa presentación audiovisual? Yo no lo creo. El remake de Starfish adolece de no haber tenido los necesarios tests que pulieran algunas aristas, pero sigue siendo un juego plenamente eficaz, con diversos recursos para hacer que el jugador pelee por superar sus puntuaciones y encontrar la manera de no frustrarse ante tanta falta de espacio. Es evidente que el formato portátil no beneficia en absoluto a ningún género, y menos a uno como el que nos ocupa, pero, en los tiempos que corren, Koutetsu Teikoku from Hot-B constituye una verdadera bocanada de aire, con toda la paradoja. 



                                        
Recap
  

Todo el artwork original es propiedad intelectual de Hot-B Film Corporation y Starfish Inc.
                            
   
   
 

        

 

     

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