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MAGICAL
TALULUTO-KUN |
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Sistema: MEGA DRIVE |
Formato: 4Mb ROM CARTRIDGE |
Hardware: - |
Lanzamiento: 24.04.1992 |
Marca: SEGA |
Desarrollador:
GAME FREAK | |
Obra de Tatsuya
Egawa, Magical Taluluto-kun fue una de las series estandarte del
Shounen Jump a principios de los noventa. Su éxito fue tal que su
protagonista llegaría a rivalizar en popularidad con mitos de la
viñeta de la talla del Son Gokuu de Toriyama entre los críos —y no
tan críos— que en aquellos años poblaban el país del cómic por
antonomasia. La influencia del manga en el vídeo-juego
nipón existió desde siempre, pero fue con la aparición del
sistema Family Computer —que acercó el vídeo-juego a un público mucho
más tierno— que una auténtica oleada de programas basados
directamente en las series más populares de los mass media llegó
para quedarse. Eran productos venidos de las grandes compañías,
las únicas capaces de licenciar los nombres y personajes que
debían actuar como reclamo y vender más que ningún otro juego,
aún a pesar, desgraciadamente en la mayoría de los casos, de su
cuestionable calidad.
La excepción bien podía estar constituida por Sega. Nunca fue muy
dada a adquirir demasiadas licencias procedentes de la industria del
cómic y la animación autóctonos —quizás consciente de que su mercado,
entonces, estaba
más fuera que dentro de Japón—,
pero, cuando lo hacía, casi siempre era con brillantes propuestas más allá del típico producto entregado a la mera
comercialidad. Magical Taluluto-kun fue encargado a un desconocido —aún—
grupo desarrollador independiente que atendía por Game
Freak. Acababan de elaborar un pequeño título para Sony
Music Entertainment, Jerry Boy, con el que nuestro Magical
Taluluto-kun guardaría más de un parecido, sobre todo a nivel
estético. Eran años en los que las fórmulas de acción
bidimensional eran las grandes protagonistas, especialmente si iban
exornadas con temáticas infantiles y gráficos coloristas —siguiendo la estela de la saga Super
Mario— y Taluluto era uno de
esos personajes que casi parecía nacido para ser recreado con pixels.
La mecánica de Magical Taluluto-kun se aleja un tanto de la
fórmula Super Mario Bros., sin embargo, pues el control del
personaje no se supedita a la velocidad y la inercia de éste, ni
menos aún su forma de ataque consiste en caer sobre los enemigos.
Antes al contrario, Magical Taluluto-kun se aproxima a
planteamientos más propios de los arcades, con un
protagonista que se mueve sin inercia y ataca frontalmente
con un arma, una varita mágica que, además, tiene la
capacidad de dotar de vida a objetos como mochilas o postes
telefónicos para luego emplearlos como proyectiles contra los
malos. Taluluto es capaz, además, de planear —que, al mismo tiempo,
le sirve como pie para correr en caso de no haber disponible una
cuesta abajo—, así como de emplear un pequeño repertorio de
hechizos e invocaciones que se van añadiendo conforme avanzamos en
el desarrollo.
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De
no ser porque Sonic the Hedgehog hizo aparición unos meses antes,
Magical Taluluto-kun habría constituido un título
revolucionario dentro del catálogo de Mega Drive gracias a |
su
brillante
presentación gráfica. Y no solo por llevar la paleta de
colores de la máquina a extremos casi irracionales, sino
por un diseño de los sprites magistral dentro de un
planteamiento genuinamente nipón y adorablemente infantil.
Una concepción estética muy usada en otros sistemas pero
que Sega parecía no estar muy interesada en asociar a su
plataforma de 16 bits. El happy life de
Magical Taluluto-kun es incluso más fresco y enternecedor
que el del cómic en que se basa — no hay torpezas en los
gráficos de Magical Taluluto-kun, donde brilla con luz
propia el protagonista gracias a una animación y un tamaño
elogiables. Además, los programadores supieron valerse sabiamente de las posibilidades del hardware,
consiguiendo efectos pocas veces vistos con
anterioridad.
La dinámica del juego es muy elemental, pero, a la vez,
muy funcional y certera. Controlar al pequeño mago es muy
placentero una vez comprendida la manera de planear y de
correr. Magical Taluluto-kun te exige reflejos, puntería y
templanza, incluso algo de inventiva, en ocasiones. Los
enfrentamientos con bosses y mid-bosses son
uno de los logros del programa, sobre todo por su
espectacular presencia, capaz de conducirte a la sorpresa y
animarte a no abandonar el juego hasta verlo completado. Las fases se dividen en
—generalmente— breves y variados subniveles, constituyendo
otra de las grandes bazas del juego; lejos de explotar hasta la
extenuación los bloques gráficos creados para los
escenarios, como, por desgracia, es tan habitual encontrarse
en este género —empezando por el propio Sonic the
Hedgehog— Game Freak prefirió apostar por la variedad, aún a
costa de reducir la longitud del juego. Todo un acierto que
enfatiza, de algún modo, la vertiente de juego de salón del programa y sirve
para despertar aún más interés en el jugador, aunque no se ve complementado por una
dificultad suficiente, incluso a crédito único. No es que
vayas a completar el juego en la primera partida —¿aunque
quizás sí...?—, pero ni
los bosses ni las propias fases supondrán un reto
destacable tras un par de encuentros. Una lástima,
porque Magical Taluluto-kun demuestra que sus creadores
tenían el potencial para proponer un desafío con ingenio y
que procurara al jugador estados de mayor tensión, pero
que se les forzó a pensarse bien la franja de edad a la que
el producto iba a dirigirse. Ni siquiera existe la
posibilidad de modificar el nivel de dificultad a través de
un menú de configuración.
Así y todo, Magical Taluluto-kun es un título
imprescindible, no solo para fans del personaje, sino para
todo seguidor de la estética shounen y los sprites
con simpatía. El juego es pura iconografía nipona, una
lección impagable de diseño gráfico que transciende la
propia licencia en la que se sustenta y sirve de testimonio
acerca de las grandes posibilidades del chip gráfico de
Mega Drive. Su banda sonora es igualmente deliciosa, y los
efectos de voz con los que se ha enriquecido la
caracterización del protagonista, aunque mínimos, rematan
un apartado sonoro impecable. Pero, además, Magical
Taluluto-kun, tiene una brillante mecánica, enormemente
simple, pero altamente adictiva, que solo cojea por su
escasa dificultad. En una época en la que los juegos del
género empezaban a caracterizarse por desarrollos
prolongados artificialmente, por extraños gimmicks
en aras de una cuestionable originalidad, por una ausencia
total de carisma, Game Freak y Sega se decidieron por una vuelta
a los orígenes y por la expresividad. Y funcionó.
Recap
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