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MELFAND
STORIES |
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Sistema: SUPER FAMICOM |
Formato: 12Mb ROM CASSETTE |
Hardware: - |
Lanzamiento: 25.03.1994 |
Marca: ASCII |
Desarrollador:
STING | |
La parodia de la
fantasía medieval occidental es una constante a lo largo de la
trayectoria de ese conglomerado de expresiones artísticas
contemporáneas que constituyen el manga, el anime y
el vídeo-juego japonés. La introducción del juego de rol en el país supuso un boom cuya temática invadió de inmediato
otras formas de ocio, en especial la literatura juvenil y los juegos
de ordenador, que vieron nacer lo que hoy conocemos como RPG.
Melfand Stories, a la usanza de Wonder Boy: Monster Land, es una
alegre caricatura de todo este universo de magos, castillos
y seres mitológicos a modo de juego de acción bidimensional,
aunque esta vez, cediendo el protagonismo a los combates para anular
por completo la componente plataformas y la exploración.
El planteamiento mecánico de Melfand Stories es de lo más elemental:
el
jugador —o los jugadores, puesto que existe la opción de
juego simultáneo para dos— elige su personaje de entre
cuatro posibilidades: guerrero, caballero, elfa y ladrona. La
diferencia entre ellos, a priori, es bastante sutil en la práctica;
todos contemplan dos tipos de ataques y una guardia —ejecutables con
el primer botón—, salto y deslizamiento —mediante el segundo
botón— y uso de los items mágicos con el tercer botón. El
desarrollo se articula en diferentes rutas, que el jugador va
escogiendo tras finalizar determinadas fases. Existe, por tanto más
de una manera de terminar el juego. Las fases son cortas, divididas,
casi siempre, en dos subniveles cada uno con su correspondiente boss,
y totalmente lineales. Es un juego pensado puramente para pelear,
para derrotar enemigos a costa de estudiar sus patrones de ataque
conforme a las posibilidades de tu personaje. Y poco más. No hay
armamento nuevo durante el juego y los items, tanto los de
uso instantáneo como las esferas de magia, tienen una presencia
casi anecdótica, puesto que su localización es siempre la misma.
Tampoco existe un sofisticado sistema de puntuación o experiencia
conseguida, aunque sí hay un par de fases extra de bonificación.
Los diseñadores de
Melfand Stories —que, aunque algo ocultos, no son otros que Sting,
pequeña compañía de grandes logros— quisieron concebir un action RPG sin el RPG, un
programa que homenajeara a todo un género y una estética —implantados en el catálogo de Super Famicom mejor que ningunos
otros— inspirándose en las fórmulas propias de los juegos de
recreativa, un pequeño mundo de personajes y situaciones familiares
y arquetípicos que contaran con la simpatía de
un amplio sector del público de antemano. Y no se puede negar su puntería.
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Es
obvio que este título puede suscitar desde el mayor de los
entusiasmos hasta la más impávida de las indiferencias. Si
la estética SD y la fantasía medieval no entran dentro de
tu |
ideología,
será difícil que Melfand Stories consiga hacerte tilín.
En mi caso, me lo he pasado en grande cazando mantícoras a
lomos de un ave gigante, salvando sacerdotisas de hábitos
católicos acosadas por meléficos fantasmas y azotando halflings
cleptómanos con mi ladrona de tendencias sado.
Aunque no puedo negar que la mayoría de las veces no estaba
solo. Melfand Stories gana muchos enteros jugándolo a
dobles, que es donde la simpleza mecánica del programa se
convierte en una virtud necesaria. Hay poco lugar para los
estorbos y las confusiones y mucho para la colaboración
práctica en el modo de dos jugadores de Melfand Stories, y
eso no es frecuente encontrarlo en títulos de esta
naturaleza, menos aún para un sistema doméstico. La fuente
de inspiración más directa del juego tiene un nombre
propio: The King of Dragons. Las situaciones casi
calcadas del celebrado título de Capcom son numerosas, a
pesar de no participar estrictamente del mismo género. Hay
pocas dudas, pues, de que Melfand Stories es una obra
pensada por y para fans. Se echa de menos una mejor
respuesta al control, así como algo más de dinamismo,
variedad en la acción y la
posibilidad de mejorar las armas de los personajes o acaso emplear
armamento nuevo de forma temporal, pero la opción de
escoger varias rutas, cada una con su propio final, y la
brevedad y riqueza de las distintas fases consiguen
soliviantar con creces esas pequeñas carencias.
Que, artísticamente, Melfand Stories es un título redondo
queda reflejado con las capturas que nos acompañan. La
personalidad de cada uno de los sprites, la excelente
gama
cromática empleada en cada escena, los detallados
marcadores cuyos retratos cambian de expresión
constantemente para reflejar el estado anímico o físico de
nuestro personaje... son sólo algunos ejemplos de la grandeza
de los gráficos de Melfand Stories, tan llenos de clichés —el juego es lo que es, a fin de
cuentas— como de aciertos.
No menos
magnífica es su banda sonora, exquisitamente compuesta e
increíblemente variada para un programa de estas
características, a lo que se suma un repertorio de efectos
de sonido más que correctos. Algunos de los enemigos de
mayor tamaño podrían
estar mejor resueltos, sobre todo a nivel de animación, pero
es de agradecer el esfuerzo puesto en mantener un nivel
técnico sin altibajos, donde las ralentizaciones de la
acción brillan por su ausencia, incluso en el modo de dos
jugadores simultáneos.
Melfand Stories es un producto más que recomendable para aquellos
amantes de los planteamientos de juego de salón —es un juego que
muere muy temprano si se usa más de un crédito por
partida y jugador, así que, hay que saber controlarse— que
disfrutan de la estética SD y la fantasía heroica. Un rara
avis por su concepción estructural en un sistema como
Super Famicom de elevada calidad técnica y maravillosa
presentación al que es difícil encontrarle defectos
importantes. Las distintas rutas, enemigos y personajes
seleccionables pueden mantenerte enganchado durante muchos
días, pero mejor aún, nunca perderás las ganas de echar
una partida eventual.
Recap
Todo
el artwork original es propiedad intelectual
de Ascii Corporation.
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