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KISHIN
DOUJI ZENKI: BATTLE RAIDEN |
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Sistema: SUPER FAMICOM |
Formato: 16Mb ROM CASSETTE |
Hardware: - |
Lanzamiento: 04.08.1995 |
Marca: HUDSON SOFT |
Desarrollador:
CA PRODUCTION | |
Poco importa que CA
Production sea responsable de algunos de los títulos más sólidos de Hudson Soft, lo cierto es que es un grupo
perfectamente desconocido. De sus estudios salieron los irrepetibles
Winds of Thunder, Sapphire y Hagane, y aún así, siguen siendo
parte del baturrillo de pequeñas desarrolladoras niponas de la era
de los 16 bits que no han abandonado el triste anonimato. Por
qué no intentar remediar la situación en lo que nos toca desde
estas páginas...
Kishin Douji Zenki, una popular serie de animación —basada en un
cómic homónimo— bastante prescindible, se iba a convertir en una
de las licencias más explotadas por parte de Hudson Soft, de manera que este Battle Raiden sería solo el
primero de una serie en rápida sucesión. CA Production, encargada
íntegramente del desarrollo del juego, quiso repetir parcialmente
la fórmula ensayada en Hagane: acción bidimensional en perspectiva
lateral, aunque esta vez centrada por completo en el combate cuerpo
a cuerpo y los saltos entre plataformas. Como en la serie original,
la deidad protagonista —el escenario está inspirado en la
tradición shinto japonesa— adopta dos formas distintas, de
manera que unas fases, las menos, se realizarán con la versión
infantil de nuestro héroe, mientras que para el resto contaremos
con un Zenki —que así se llama— en su plenitud física. El cambio
es bastante significativo; mientras que con la forma infantil no
existe la posibilidad de realizar ningún ataque especial, el Zenki
desarrollado tiene todo un repertorio de golpes asignados a
distintos comandos del controlador. El jugador deberá aprender a
sacarle partido a los distintos ataques, o lo que es lo mismo, a
descubrir cuáles son más efectivos contra los distintos enemigos.
Es un repertorio considerable, aunque los comandos de ejecución son
siempre simples y naturales, lo que se agradece especialmente en los
enfrentamientos contra bosses y sub-bosses.
La estructura y concepción de Battle Raiden, como en anteriores
títulos de CA Production, se aproxima mucho a planteamientos
típicamente de arcade, con fases cortas y variadas, un buen
puñado de jefes cuyos patrones de ataque deberemos resolver con
eficacia y un remarcable ritmo que te mantiene siempre
en guardia. La salida de algunos de los niveles se bloquea hasta que
demos con la manera de abrirla, que, unido a los pasajes secretos
que ocultan muchas de las fases, introduce una sutil componente de
puzzle que rompe moderadamente con la linealidad del desarrollo.
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En
la parte positiva, Battle Raiden cuenta con un apartado
gráfico incuestionablemente bello, con unos escenarios y
unos sprites que poco tienen que envidiar a los de su
predecesor |
Hagane, hoy
considerado
uno de los títulos más espectaculares que dieron los 16
bits de Nintendo. Con una ambientación entre lo místico y
lo tradicional, dentro de una simbología puramente nipona,
Battle Raiden sobrepasa con fuerza la propia licencia de la
que se vale y vuelve a manifestar el insultante talento de
los grafistas de CA Production. No solo sprites y
escenarios son un impagable libro de estilo, el personaje
protagonista goza de una sorprendente animación, teniendo
en cuenta su tamaño. Visualmente, Battle Raiden es
excepcional.
Por otro lado, el planteamiento mecánico del juego es
realmente atractivo. La duración de las fases está muy
bien medida, el intercambio entre las dos formas del
protagonista en función de la fase introduce una oportuna
diversidad y los distintos ataques de éste permiten escapar
aún mejor de la monotonía que siempre trae de forma
inherente un género como éste. Especialmente acertados son
los distintos bosses y mid-bosses, no siempre tan
espectaculares como cabría esperar, pero de un número más
que considerable y llenos de patrones de ataque que
descifrar.
En la parte negativa, el protagonista no gana nuevas
habilidades, ni siquiera puede emplear algún tipo de arma
temporalmente. El desarrollo, a la larga, es demasiado
homogéneo. La acción, aunque mantiene un buen ritmo, se ve
sometida a muchos momentos de cámara lenta. Las
ralentizaciones son acusadas, especialmente cuando
controlamos la forma madura del protagonista, un sprite
de gran tamaño que parece llevar la CPU de Super Famicom a
su límite de proceso. Pero su gran problema es su precario
nivel de dificultad. Battle Raiden es de esos juegos que
cualquier jugador mínimamente experimentado completará en
su primera partida, no por culpa de unos enemigos demasiado blandos
—que
también—, sino por un sistema de bonificación de vidas
extra que te hará acumular decenas de éstas antes de que
quieras darte cuenta. Morir de cuando en cuando es
ciertamente factible, pero siempre tienes vidas en depósito
para reintentar la fase las veces que sea necesario hasta
superar el obstáculo en cuestión —que, créeme, nunca
será especialmente elevado—. Y no; no hay posibilidad de
configurar la dificultad en el menú de opciones.
Con un mayor nivel de reto, Battle Raiden sería un juego de
culto como lo fue Hagane. Da lástima pensar que, quizás,
los programadores se vieron obligados a rebajar la
dificultad al tener en consideración el principal público
objetivo del juego; la serie en la que se basa es claramente
infantil, a fin de cuentas. Con todo, Battle Raiden merece
algo de atención. Sus aciertos son muchos y su abolengo,
considerable. Simplemente, no esperes que te llene más de
una tarde.
Recap
Todo
el artwork original es propiedad intelectual
de Kikuhide Tani / Yoshihiro Kuroiwa / Shueisha / Kitty
Films / Tokyo TV / Hudson Soft
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